Iván Pedroso posa sobre el capó de un Mercedes en La Habana, Cuba, el 24 de abril de 2000. El atleta cubano ganó espectacularmente la medalla de oro en salto de longitud con su último intento en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. En la oscuridad de Lewis y Powell, en la altitud de Sestriere en 1995, Iván Pedroso saltó 8,96 metros con un viento medido de +1,2. Este habría sido el récord mundial, superando a Mike Powell por un centímetro. Sin embargo, la Federación Italiana de Atletismo no remitió el resultado a la IAAF para su ratificación, ya que la marca de viento fue declarada inválida porque una persona se paró frente al anemómetro, probablemente interceptando la medición correcta del viento. Para este registro, Pedroso recibió un automóvil Ferrari que nunca ha usado en los caminos cubanos.